Ahora que comenzamos septiembre, hablamos del periodo de vinculación como una de nuestras señas de identidad.

Pero, ¿qué es exactamente el período de vinculación? Nos gusta este término para hacer referencia a lo que se se suele llamar período de adaptación. Porque adaptación y vinculación, precisamente, no significan lo mismo. El bebé no debería adaptarse porque sí, sin más (porque no hay más remedio o porque es lo que toca) a ese nuevo espacio, a la acompañante y a los otros bebés. El tiempo que transcurre hasta que el bebé se siente cómodo y seguro supone interiorizar una transición.

El vínculo comienza a crearse de la mano de la familia.

En una crianza consciente y respetuosa, el término apego o vínculo emocional es bien conocido. El bebé se siente seguro con su figura de referencia, por lo general, madre y padre. Sois vosotras quienes les proporcionáis alimento, cobijo cuando tiene sueño o está cansado, experiencias en el entorno, calor, mimos, cuidados, atención, amor, juegos, etc.

La incorporación al mercado laboral y las precarias medidas de conciliación hace necesario que otras personas den esas atenciones y cuidados a tu bebé a edades muy tempranas mientras os ausentáis por trabajo.

En el hogar de la madre de día se continua ofreciendo al bebé un entorno emocionalmente seguro, provisto de calor humano y respeto por su persona y ritmos vitales cuidando así su salud emocional

¿Cómo se hace este proceso?

Para que sea realmente una transición y no una ruptura de espacio y tiempo con sus figuras de referencia, uno de los padres o los dos (o algún otro familiar o persona de confianza), estará en casa con el bebé durante las primeras semanas (principalmente las dos primeras).

Esta figura de referencia acompaña al bebé a conocer el espacio. La confianza y apego que tiene contigo, le permitirá explorar el nuevo espacio con seguridad. En este primer momento habrá otro momento importante: la presentación al bebé de la madre de día por parte de vosotras, las familias.

Para que un bebé confié y se muestre seguro en un entorno y con otra persona hasta el momento desconocida, necesita más que una sola presentación por parte de vosotras, sus figuras de referencias. Necesita que se respete su tiempo y convivencia en un mismo espacio. 

¿El bebé acaba adaptándose si este proceso se hace sin respetar este tiempo y espacio? Sí, pero pensemos en el conflicto emocional por el que pasará y en la necesidad de atender sus demandas (llanto, necesidad de contacto, furia, etc.) tanto en el nuevo espacio como fuera de él, porque en su contexto habitual, en su hogar, contigo, su única figura de referencia hasta el momento, es dónde tu bebé manifestará sus sentimientos y emociones, el malestar que le esté generando este proceso.

En muchas ocasiones sentenciamos que el bebé está bien en el nuevo espacio porque no llora mientras está en él o porque entra contento. Sin embargo, al llegar a casa, observas llanto, enfado, aumento de rabietas (desbordamiento emocional), alteraciones en el sueño, etc. Esto te debe hacer pensar que la adaptación no esté respetando sus necesidades emocionales y que suponga un acto precipitado que rompe el vínculo de espacio y tiempo contigo.

En el hogar de madre de día, vosotras sois la que verdaderamente hacéis posible este proceso de vinculación. Cuando un niño observa a su madre/padre en casa, hablando con tranquilidad con la acompañante, tomando un café y desayunando, interaccionando con ella, dirigiéndose a ella, recibe este mensaje: yo también puedo estar tranquilo aquí, en este espacio y con ella.

Por su parte, la madre de día cuidará de no forzar el contacto y la interacción con la niña. De la observación, podemos sacar información valiosa para cuidar del ambiente y por ende, de sus necesidades e intereses. Por ejemplo, verbalizar en voz alta que se va a dejar un material determinado en el suelo por si le apetece manipularlo, es una manera estupenda de dirigirse al bebé sin necesidad de forzar un contacto. Teniéndote en casa, es muy posible que se anime a explorarlo (más pronto que tarde) y si responde al interés que se ha observado, recibe este otro mensaje: ella me tiene en cuenta.

Los mensajes que le llegan al bebé es una percepción que le genera bienestar. Con ello, llega la confianza y seguridad a modo de nacimiento del vínculo.

¿Qué ocurre si la familia no dispone de tiempo suficiente para realizar este período?

En el hogar de madre de día, el menor irá conociendo el espacio, los materiales, las actividades, al resto de bebés que habiten en el hogar y a la madre de día. Todo ello lo habrá hecho de la mano de su figura de referencia que podrá ir ausentándose del hogar por algunos periodos de tiempo si así lo admite el bebé hasta que finalmente no sea necesario. 

Aunque dos semanas suelen ser suficientes, no hay un tiempo fijado para esto. Todo dependerá del bebé (edad, experiencias previas, etc.) y las características de la familia. 

La incorporación al trabajo es el motivo principal para que este proceso se vea con angustia y preocupación. En este caso, se valorará cuál será la mejor forma de transitar este proceso según las características de la familia: horario laboral, red de apoyo, iniciar este proceso antes de la fecha prevista de incorporación al trabajo, etc.

No obstante, es importante resaltar que la ratio en el hogar de madre de día es de tan sólo 4 bebés. Si este periodo de vinculación no pudiera alargarse por el tiempo que el menor necesitara, por los motivos que fuesen, el menor recibirá toda la atención y acompañamiento que necesite en esta transición hasta que se sienta seguro, relajado, confiado y activo en el nuevo espacio.

Texto «Período de Vinculación», del blog de Ana B. Cruz – Madre de Día en Montilla (Córdoba)

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